Adriana Tribiño - Psicoterapia y Peritajes

+34 607 383 969

TRUMP

Definitivamente creo que este es uno de sus gestos que más me repelen. A dos días de ser investido como presidente, entonces yo pienso…. “¿Cómo ha podido ocurrir?”,  ¿Falsas promesas? Si, ¡es una “gran crisis” la que hemos atravesado! Un sector importante de la población se ha quedado excluída.  A quién no le “seduce” cuando le dicen  lo que  quiere escuchar: “América volverá ser un imperio”, haciéndoles sentir que los demás países  tendrán que arrodillarse ante U.S.A,  puede sonar atractivo.

Narcisista, arrogante y exhibicionista por naturaleza, tiende a creerse grandioso, buscando la admiración. Exhibe el poder y el brillo que cree ostentar para generar “admiración y envidia” en los demás, muy típico de este tipo de personalidades. A su vez, las relaciones para con los demás son utilitarias y superficiales, con un fin de explotación para su propio beneficio. Incapaz de empalizar con los demás, ya que para el narcisista sólo existe él y los demás sólo son un anexo o prolongación suya;  imposibilitado para tener en cuenta las necesidades y los deseos de los otros, así se presenta el nuevo presidente de U.S.A.

Haga lo que haga, nunca le caerá a él, ya que su narcisismo le llevará a colgarse las medallas de los éxitos que puedan venir, aunque él no sea el autor de ellos. Jamás aceptará la responsabilidad de un “error”, los guardará especialmente para otros; porque lo que no le faltaran, los chivos expiatorios “por doquier” … inmigrantes,  pobres,  musulmanes, algún ingenuo que deberán cargar masivamente con la culpa.

Sin un ápice de autocrítica, puesto que se siente el MÁS en todo, nadie le gana según su convicción interna, por eso no duda en expresar abiertamente lo que le venga a su mente, sin censura. No entiende de inhibiciones. Dice y se desdice ”Obama funda el grupo Islámico”… “Estaba bromeando". Ni qué hablar con la combinación explosiva que presenta entre falta de empatía e ignorancia atrevida hacia el comentario desatinado de los padres de Khan, capitán del ejército EE.UU que murió en 2004 en Irak, acusa a ella (de no hablar por guardar una posición subordinada al hombre) de justamente lo que él hace en sus declaraciones en relación a las mujeres subordinándolas a una posición inferior. Muy “proyectivo” (atribuye características suyas que no son de su agrado a los demás) como rasgo prevalente de su personalidad.

Rodeado de “cosificaciones” ya que a su lado no tolera un ser pensante, los termina aplastando o sencillamente no les deja surgir como personas, pues ahí sólo existe él. Todo le resulta amenazador menos los objetos, sólo hay que reparar en sus gestos y sus expresiones, está henchido de poder. No captura al interlocutor por un discurso, ágil e inteligente, mayoritariamente son gestos despectivos y amenazadorese impositivos que producen rechazo o tal vez miedo y en algunos, ¿hasta fascinación en otros?, ¿podría ser? ¿Por ostentar poder?

Seguido por su séquito familiar, constato que hasta los muebles de mi despacho tienen más vida que su entorno más próximo, por cierto todas guapísimas: mujer e hijos incluídos. Y es que guardo la sospecha que es Trump el que no puede admitir PERSONAS REALES a su lado. Su hijo, un niño muy guapo, parece un “ente” el pobre, más que una persona. La mirada de ese niño muestra claramente una depresión, su mirada es la de un niño muy triste, alguien que no habita su cuerpo. Es un cuerpo, el que arrastra este niño en las distintas pasarelas por donde le obligan a salir. Melania Trump, pasa de la categoría humana a la de objeto, como algo precioso, pero muerto, como un simple pieza de ornamentación, su discurso tan criticado, no sólo por haber sido copia del de Michelle Obama, sino por la falta de vida y autenticidad que hay en sus palabras.

No quiero sonar nostálgica, pero todavía no ha sido investido como presidente y ya echo de menos a Obama.